
Según informan fuentes jurídicas a El Confidencial, el juez ha permanecido durante ese periodo semirrecluido en la urbanización que suele escoger en la Costa Brava. Contadas salidas a la playa o para acudir a cenas con amigos, nunca superiores a tres semanales, y siempre en compañía de cuatro escoltas. En esta ocasión, a diferencia de lo sucedido el pasado año, no se han producido incidentes.
Para evitar cualquier riesgo y siguiendo las recomendaciones de seguridad de la protección permanente asignada por el Ministerio del Interior, el magistrado se ha resignado a mantener en este periodo un perfil bajo y primar la discreción. Algo tan natural como darse un baño en el mar provoca, por ello, el despliegue de todo un sistema de planificación previa. Obliga a que solo se desplace a la playa al caer la tarde, cuando el litoral se encuentra más despejado, en el momento previo al anochecer. Y allí, trata de pasar desapercibido. A pesar de todo, le resulta imposible sustraerse a miradas y comentarios, cuentan personas de su entorno cercano.
Instructor de la causa del 'procés', el juez Llarena cerró ya la fase que afecta a Oriol Junqueras y otros 11 políticos catalanes pero mantiene abierta la pieza que afecta a Carles Puigdemont y el resto de huidos de la Justicia, sobre los que se mantiene orden de detención en el territorio nacional. El procedimiento se encuentra en fase latente y es previsible un impulso una vez se conozca la sentencia del 'procés', momento en el que se espera una reactivación de la orden europea de detención. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de BEATRIZ PARERA - El Confidencial