Según recoge el sumario del caso, al que ha tenido acceso El Confidencial, las alarmas saltaron cuando los investigadores detectaron a comienzos del verano que la célula, que se hacía llamar equipo de respuesta táctica (ERT), estaba moviéndose para comprar 25 litros de ácido sulfúrico, otros 25 litros de ácido nítrico, la misma cantidad de ácido clorhídrico y amoniaco, un litro de formol, nitrato de potasio, agua oxigenada, un kilo de carbonato de potasio y otros efectos como virutas de hierro, cojinetes con 20 bolas de acero del tamaño de una canica, básculas de precisión, respiradores, óxido de hierro y diferentes materiales de laboratorio. El Servicio de Información del Instituto Armado detectó sus adquisiciones en un Leroy Merlin y varias empresas locales, pero no tenía evidencias del uso que pretendía dar a esos productos.
La confirmación de que los detenidos estaban ya empleándolos para confeccionar artefactos surgió durante las vigilancias a Ros. La Guardia Civil comprobó a finales de agosto que se estaba deshaciendo de material sospechoso y recuperó de la basura varias de las bolsas que llevó a un contenedor cercano a su vivienda de Sabadell. En el interior de las bolsas aparecieron multitud de envases de plástico, restos de sustancias y anotaciones con fórmulas químicas, que inequívocamente servían para elaborar explosivos. Entre los papeles manuscritos, se hallaron las recetas para sintetizar materiales tan destructivos como cloratita, tetralita, nitrocelulosa y ácido pícrico. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de El Confidencial