"Tenemos que superar el muro del rencor y del odio entre los argentinos", dijo Fernández, de 60 años, en un discurso ante la Asamblea Legislativa mientras miles de personas escuchaban fuera, en la Plaza de los dos Congresos, en una infernal mañana que prometía temperaturas hasta de 40 grados. Celebraban el regreso del peronismo al poder tras un interregno social-liberal de cuatro años encabezado por Mauricio Macri. A una veintena de calles de allí, en la histórica Plaza de Mayo, miles y miles de personas festejaban frente a la Casa Rosada, liberada ya, a pedido de Fernández, de las vallas que la protegían y que el kirchnerismo instaló años atrás.
El nuevo presidente, que terminó de escribir su discurso en la madrugada, llegó conduciendo su propio auto a la ceremonia de posesión del cargo, algo inédito en la democracia recuperada en 1983.
Fernández es la prueba viva de una operación política tan heterodoxa como inédita, ya que ganó con un 48% contra un 40% de Macri una elección a la que llegó por una vía inesperada. Fue Fernández de Kirchner, presidenta entre 2007 y 2015, quien le reveló al país en un vídeo de 13 minutos emitido por redes sociales, que no aspiraría a la jefatura del Estado. Aquello fue en mayo, y en ese mismo vídeo se autonominó candidata a la vicepresidencia y anunció que Fernández encabezaría la fórmula. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de SEBASTIÁN FEST - El Mundo