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martes, 25 de febrero de 2020

(España) El día en que un informe judicial aseguró que Antonio David Flores condicionaba a su hija

Algo más de un mes antes del día que estalló la furia de Rocío Flores (27 de julio de 2012), su padre, Antonio David Flores, había abierto en el Juzgado de Primera Instancia número 5 de Alcobendas un proceso de modificación de medidas con relación a la custodia de la hija que tiene en común con Rocío Carrasco. El padre aseguraba en dicho documento que la menor no quería vivir con la madre, que se sentía maltratada y que, incluso, el 15 de marzo de ese año “se fugó” motu proprio a casa de una amiga.

Para intentar demostrar que todo esto era cierto y que, por ende, debía otorgársele la custodia íntegra de su hija, Antonio David adjuntó un informe psicológico de la menor, realizado a instancia de parte, es decir, por una doctora requerida por el ex guardia civil, en el que Rocío Flores aseguraba cosas tan variopintas como que “su madre no la quiere”, “no tiene confianza en ella”, “que la obliga a estudiar con la puerta abierta”, o que “la golpea agarrándola a veces por el cuello”, tal y como recogería la jueza en la sentencia que condenaría a la menor por maltrato. Dicho informe no pudo ser ratificado posteriormente en ese proceso judicial porque la psiquiatra que lo firmó, que responde a las iniciales O.T.L., no se personó en el proceso tras presentar un justificante.

No obstante, y a pesar de que el referenciado documento no tuvo relevancia judicial alguna, sirvió para dar pie a un hecho insólito, como muchos de los que acontecieron en aquellos días en el clan Jurado. El día 11 de julio de 2012, apenas 15 días antes de la agresión, Rocío Carrasco se vio obligada a llevar a su hija a los juzgados de Alcobendas para que la pequeña le dijera al juez que se sentía maltratada por ella y que quería irse a vivir con el padre. El cuadro de aquella mañana tenía un grado de abstracción que ni Kandinsky hubiera sido capaz de plasmar.

Quizá no han quedado demasiado explícitas las cotas que alcanzó el delirio en aquellos momentos. Analicemos lo sucedido. El día 5 de julio de 2012, apenas una semana antes de la vista, Rocío Carrasco recibe en el chalé familiar una providencia del juzgado en la que se la informa por sorpresa de que su hija va a declarar y se la insta a “traer a la menor para su exploración por el juez”. Durante una semana completa, ambas tuvieron que convivir en el chalé de Valdelagua con las tripas fuera y los tanques escondidos bajo la alfombra persa de la sala de estar. Y, claro, aquel globo de rencor acumulado se iba a acabar pinchando. ->>Vea más...

FUENTE: Con información de NACHO GAY - El Confidencial

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