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lunes, 10 de febrero de 2020

Lo no visto en los Oscar 2020

Para los ganadores que el domingo salieron del teatro Dolby con un Oscar en la mano, la noche no fue tan fácil como pudiera parecer, ni siquiera después de saber que habían ganado. Porque tras el discurso de aceptación del premio, y antes del caviar, el Moët Chandon, y el banquete del Gobernador, había un pequeño via crucis que pasar: una sala de prensa con más de 300 periodistas de todo el mundo. En esas sesiones de fotos y de preguntas que son parada obligatoria para todos ellos, es posible discernir quienes dominan el arte de hablar en público y quienes, incluso siendo grandes estrellas de Hollywood, no.

Curiosamente, Laura Dern y Brad Pitt eran los menos relajados. Otros, como Taiki Waititi, el actor y director neozelandés que ganó por el guión adaptado de Jojo Rabbit, podían hasta cantar y hacer bromas. Una veterana como Renée Zellweger se permitía el detalle de desearnos suerte con nuestro artículos, mientras Joaquin Phoenix lo que se permitía era no aparecer. El último, un eufórico Bong Joon Ho, con cuatro estatuillas, hasta soltaba palabrotas. “This is fucking crazy” dijo, demostrando un dominio del inglés que hacía dudar de la necesidad de intérprete.

De los tres focos de esta gran operación mediática que son los premios anuales de la Academia del Cine de Hollywood (la alfombra roja, escaparate anual de bellezas y talentos del cine; la gala televisiva, seguida por millones de personas en todo el mundo) el menos conocido, pero no menos importante, es el tercero: el centro de medios, las salas de prensa y fotografía que, en un hotel adyacente al centro comercial donde se ubica el teatro Dolby, alojan durante este día a los 1.678 periodistas de todo el mundo que vienen cada año a cubrir el evento (y es solo una tercera parte de los que solicitan hacerlo). Este año, el más internacional de la historia de los premios, 122 medios extranjeros (de un total de 309) forman parte de esta cobertura, entre ellos un puñado de televisiones, periódicos y revistas de Corea del Sur que nunca antes habían sido acreditados. Su largo viaje hasta Los Ángeles se vio ampliamente recompensado.

Un viaje que tiene su tramo final, para todos los miembros de la prensa, en un aparcamiento nada glamuroso unos kilómetros al este del teatro Dolby. Allí nos recogen las lanzaderas en las que, de tiros largos y cargados de mochilas, somos transportados al hotel, cual invitados trasnochadores de una boda. Las normas de indumentaria son estrictas, incluso para los medios que no salen en cámara ni en televisión. Hay que ir de noche y formal. Eso sí, no es obligatoria la falda ni los tacones. Los maquillajes, peinados, y vestidos que se ven en esta zona de los Oscar nada tienen que envidiar a las celebrities. Con más mérito, si cabe, puesto que ha habido que estar listos desde la mañana y los 300 puestos de la sala, en mesas alargadas como en un banquete de boda, apenas dejan espacio para estirar un poco las piernas o los codos. ->>Vea más...

FUENTE: Con información de EVA CATALÁN - El Confidencial

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