Durante su gobierno, entre 2002 y 2010, llegaron 186 denuncias contra Uribe a la Comisión de Acusación; hoy más de 50 siguen vivas. Mientras tanto, en la Corte Suprema de Justicia la indagación que más lejos ha llegado es la del caso Monsalve. Uribe no está por encima de la ley y debe comparecer cuantas veces sea necesario ante la justicia. Si lo encuentran culpable debe pagar. Pero el expresidente no ha perdido sus derechos ni ha sido vencido en juicio. Hoy Uribe es inocente de todo lo que lo acusan, hablando en estricto derecho. ¿Por qué frente a Uribe no opera la presunción de inocencia? ¿En qué momento perdió su derecho a la honra y el buen nombre? ¿Esos derechos solo operan para los antiuribistas?
El problema no es que investiguen a Uribe. Lo inaceptable es que la justicia solo actúe frente a él. A diario llegan a los despachos judiciales decenas de anónimos contra los más encumbrados personajes en el país. Nada pasa. Pero al expresidente sí le abren indagación preliminar por un anónimo “como posible destinatario de la información de seguimientos ilegales de inteligencia militar en 2019”, sentenciaba en Twitter la corte. Aunque respeto inmensamente a los magistrados, de sus actuaciones frente a Uribe se infiere un sesgo. Como si quisieran mantenerlo sub judice. El culpable de todo, el investigado por todo: por las chuzadas, el hacker, los perfilamientos. ¿Y los demás? Los Buldócer, el Petrovideo, las acusaciones contra Arturo Char, que está a punto de ser presidente del Senado, el caso impune de los congresistas que se robaron estupefacientes, la Farcpolítica y los computadores de Raúl Reyes que invalidaron. ¡Tanto aforado corrupto que se lavó la cara y se blindó con la paz! ¿Por qué la agudeza y la celeridad de los magistrados no se activaron para escuchar al Ñoño Elías, que hace más de un año intentó contar todo lo que sabe sobre Odebrecht y la financiación del plebiscito y la reelección de 2014? ¿Por qué los magistrados no escucharon a Musa Besaile sobre la ruta de la mermelada, durante el anterior Gobierno? Esa mermelada que se repartía en los despachos de algunos ministros. ¿Por qué solo contra Álvaro Uribe? ->>Vea más...
FUENTE: Artículo de Opinión - Semana