Como los hechos están claros, las declaraciones del fiscal en respuesta al escándalo han sido lamentables. Ante unos reclamos justos de la ciudadanía, el principal investigador del país respondió a las malas, de manera confrontacional, buscando dar interpretaciones sesgadas e intentando convencer a los colombianos de que lo que ocurrió en realidad no fue así como todos lo vimos. No son rasgos adecuados para alguien cuyo trabajo es, esencialmente, el de construir casos sólidos a partir de hechos claros.
“Yo tengo una niña adolescente y quiero que se pongan en el corazón de una persona que más allá de ser fiscal es padre de familia y, en ese sentido, decir que siempre que tenga la oportunidad de viajar con mi hija y mi familia lo haré”, dijo Barbosa. La pregunta obligada es: ¿eso qué tiene que ver con la esencia del debate en cuestión?
Entender los deseos de un padre de familia es fácil, apenas natural. ¿Cuántos padres de familia, encerrados en cuarentena, no quisieran poder viajar de puente a San Andrés con sus hijas? ¿Cuántos colombianos no están sufriendo el no poder salir de sus casas en compañía de sus hijos? Y aún así, cumplen las reglas, que son —o deberían ser— para todos.
Además, olvida el fiscal que en el viaje también fue una amiga de su hija. ¿Qué excusa existía ahí? ¿Cuál excepción al aislamiento obligatorio? No la hay. ->>Vea más...
FUENTE: El Espectador