La narración se detuvo ahí. El breve ejercicio que la periodista Diana López Zuleta compartió, durante uno de los cursos de escritura dictados por Carolina Sanín, era un pasaje sobrecogedor de su libro 'Lo que no borró el desierto', proyecto en el que llevaba trabajando sin descanso desde el 2013.
A través de un lenguaje sencillo y cotidiano, por instantes sugerente de la niña que a los diez años no concebía la muerte de nadie, Diana reconstruye, en el desierto de su pérdida, el ansiado lugar paterno con el mismo rigor de la investigación exhaustiva que la condujo a dar con el autor intelectual no solo de su propia orfandad, sino de la miseria física y emocional de otros cientos de víctimas.
El camino desandado por Diana desde que el hombre político Luis López Peralta muere desangrado en un hospital de Valledupar con una bala en el cuello, hasta sus comienzos como comerciante y ciudadano sensible ante las injusticias sociales de su comunidad, es la gesta de muchos colombianos que llevan grabada en las vísceras la pisada abyecta de la bota paramilitar y sus incontestables vínculos con narcotraficantes y servidores públicos corrompidos. ->>Vea más...
FUENTE: Artículo de Opinión - El Tiempo