Y en la última semana han incluido un nuevo delito: abusos sexuales a menores de edad.
El caso de la violación de una niña de la comunidad indígena Embera por siete soldados que se declararon culpables parece haber abierto una caja de pandora.
Desde que se dio a conocer, los medios de comunicación destaparon acusaciones de violaciones de militares a niñas en otras dos comunidades indígenas.
El miércoles, el comandante del ejército, Eduardo Zapateiro, informó que se investigan 118 casos de presunto abuso sexual en los últimos cuatro años por parte de integrantes de las Fuerzas Armadas.
Pero, en una nueva alusión a la teoría oficial de que los oficiales delincuentes son "manzanas podridas", Zapateiro negó la "sistematicidad" de violaciones a menores en el ejército.
"Una conducta individual no puede estigmatizar al resto de los soldados que prestan su servicio militar obligatorio de la mejor forma", dijo Zapateiro, luego de anunciar medidas de prevención y capacitación para evitar estos delitos, cuya investigación, reiteró, está en manos de los entes de control estatal.
Este viernes, Zapateiro comunicó que el ejército despidió a 31 soldados acusados de estar involucrados en el abuso sexual de niñas.
Los abusos sexuales se suman a otros escándalos que sacuden a una de las Fuerzas Armadas más grandes de América Latina.
A comienzos de este año, la revista Semana denunció una red de venta de armas del ejército a diversos grupos armados ilegales y reveló que la unidad de inteligencia hizo seguimiento y perfilamiento ilegal de periodistas, opositores y magistrados.
En noviembre, además, la fuerte represión de la policía a las protestas cuestionó la legitimidad de las Fuerzas Armadas y un bombardeo a un campamento de guerrilleros dejó al menos siete niños muertos y al entonces ministro de Defensa, Guillermo Botero, sin cargo.
Cada caso tiene sus particularidades y es difícil meterlos en la misma bolsa, coincidieron expertos consultados por BBC Mundo. Pero revelan una crisis en unas Fuerzas Armadas que ya en el pasado incurrieron en masacres, corrupción y complicidad con narcos y paramilitares, pero que intentan, hace al menos 15 años, adaptarse a los estándares internacionales de respeto a los derechos humanos.
Un intento que, hasta ahora, ha sido fallido. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de BBC MUNDO - La Nueva Prensa de Colombia