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jueves, 13 de agosto de 2020

(Panamá) El lumpenpresidencialismo (+Opinión)

Por Miguel Antonio Bernal V. - La baja capacidad gubernamental que se ha hecho más que presente, durante este último año, pero de manera más relevante los pasados seis meses, no cesa de incidir en la problemática estructural de nuestra sociedad.

L:a política estatal de dinámica marginalizante se ha acentuado, produciendo cada día más desconfianza, incredibilidad, insatisfacciones, tensiones, frustraciones de todo tipo y en todos los estratos sociales. No cabe duda que el sistema de gobierno presidencial ha alcanzado, con este gobierno, su más alto grado de deformación.

De nuestros días, la degeneración del sistema presidencialista o presidencialismo, ha llegado tales niveles de concentración de poder en la figura del Presidente, que dista mucho de sus orígenes.

En nuestro caso particular, la herencia de la constitución militarista, puede consultarse en las funciones y atribuciones otorgadas al Jefe del Ejecutivo o Presidente de la República. Mutatis mutandi estas derivan del Artículo 277 que contemplaba la versión inicial de la misma. De ahí que, la abierta inclinación hacia prácticas propias del autoritarismo, afloran más y más con las consecuencias negativas para las libertades públicas.

Se han posesionado del Poder y no cesan de valerse del mismo para manejarlo como una megaempresa criminal (tal como lo hicieron también sus predecesores inmediatos), dejando secuelas que golpean ferozmente la economía y la moral de la población panameña.

En Panamá, hemos entrado de lleno en el lumpenpresidencialismo, como resultado de la putrefacción del presidencialismo, que ha demostrado con creces estar dispuesto a violentar todo “ordenamiento constitucional” que juró cumplir. Situado muy por debajo del presidencialismo, absolutamente nada bueno ni positivo podemos esperar del lumpenpresidencialismo local.

Don Justo Arosemena, cuyo 203 natalicio se conmemoró ayer afirmaba que: “La excelencia de un Gobierno no consiste en su teoría, sino en ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la nación para quien se instituye”.

Aún cuando, hoy por hoy, todos los indicios racionales de responsabilidad languidecen, y la obsoleta y caduca normatividad sirven de espolique para que aquí “no pase nada”, no perdamos la esperanza de que el poder ciudadano florezca con un proceso constituyente.

¡El lumpenpresindencialismo no rescatará del fracaso al presidencialismo en Panamá!

Catedrático en UP

FUENTE: Artículo de Opinión - miguelantonio.bernal@gmail.com - elsiglo.com.pa

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