En febrero de 2019, un Duque pletórico de orgullo se tomó fotos con él en el Despacho Oval. Pero Trump, para evitar que se le creciera el enano, durante las siguientes semanas se dedicó a regañar a nuestro Iván en público. Dijo en marzo: “Más drogas están saliendo de Colombia ahora que antes de que Duque fuera presidente, así que él no ha hecho nada por nosotros”. El achantado mandatario voló a dar explicaciones, exhibir cifras y, por si acaso, criticar al gobierno anterior. Trump volvió con el látigo en abril: “El negocio de las drogas ha crecido en un 50 por ciento desde que Duque llegó al poder en 2018”. Añadió, generoso, que Iván le parecía “un buen tipo”. El buen tipo exhibió aterrado nuevas cifras y sugirió con la boca chiquita y en voz baja que su gobierno “rinde cuentas a los colombianos”. Hace cinco días Trump le dio una palmadita cariñosa en la cabeza por sus esfuerzos contra la droga, pero también una nueva advertencia: o fumiga con glifosato o seguirá el problema. (Falso, por supuesto). Era el momento perfecto para que Duque inquiriera sobre el aumento del consumo de cocaína en USA ante la indiferencia de Trump. Pero no preguntó.
Mientras tanto, y quizás temiendo nuevas reprimendas, Colombia ha puesto su política internacional (¿?) al servicio de Washington. Rompió con Cuba, un aliado fiel. Contribuyó al caos político en Venezuela y, por ende, a la huida de millones de ciudadanos. Recibió de manera inconstitucional a una brigada de soldados estadounidenses que ejercerá funciones poco claras. Suele votar en la ONU y la OEA al compás de la batuta trumpista. Y acaba de confirmar su bochornosa trayectoria como Caín de América (ganada por traicionar a las naciones hermanas y apoyar a Inglaterra contra Argentina en la guerra de las Malvinas) al ser el primer país que, con el Brasil de Bolsonaro (¡!), respaldó al candidato de Estados Unidos en su exitoso plan de desalojar a Latinoamérica de la presidencia del BID.
Trump ya sabe cómo tratar al gobierno de Colombia: mientras más lo golpea, más le mueve el rabo. Pese a semejante viacrucis de humillación y menosprecio, Duque trabaja ahora al servicio de la reelección de “el hombre más peligroso del mundo” (según su sobrina Mary Trump). El expresidente Juan Manuel Santos denunció que “El gobierno Duque está llamando para ofrecer ayuda a la campaña de reelección de Trump.” No es casual la presencia este fin de semana en nuestro país del secretario de Estado, el pomposo señor Pompeo, cuyo jefe quiere mostrar cercanía con la comunidad hispánica, que lo detesta y podría definir las elecciones. Como dicen las barras futboleras, “Trump y Duque: un solo corazón.” ->>Vea más...
FUENTE: Artículo de Opinión - Los Danieles