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domingo, 19 de septiembre de 2021

(Colombia) Antonio en Alternativa (+Opinión)

Por: Enrique Santos Calderón - Antonio Caballero, quien durante cincuenta años ejerció el periodismo en todas sus formas —del sesudo editorial a la caricatura panfletaria— y en todos los medios —semanarios ingleses, diarios colombianos, guías gastronómicas, gacetas taurinas—, decía que la etapa más memorable de su carrera periodística se dio en la revista Alternativa. Como esta publicación desapareció hace 41 años y no es probable que la recuerden muchos colombianos que hoy se interesan por la vida y trayectoria de Caballero, no sobran un de par líneas sobre qué fue y representó Alternativa.

   Colombia vivía en los años 70 un notable auge de la protesta social que poco se reflejaba en los medios informativos. Los reclamos de campesinos o indígenas, las huelgas obreras, paros cívicos y marchas estudiantiles que sacudían al país tenían muy escaso y parcializado cubrimiento. Ante esta evidencia un grupo de amigos   —sociólogos, economistas, investigadores y periodistas—coincidimos en que hacía falta una publicación independiente que ejerciera una “contrainformación” a la prensa del sistema y abriera una ventana al viento fresco de un pensamiento de izquierda.  A la iniciativa se sumó Gabriel García Márquez.

Es así como el 15 de febrero de 1974 nació Alternativa, con el lema de “mostrar al país como es y no como dicen que es” y el propósito de divulgar las luchas populares, denunciar la violación de los derechos humanos y contribuir a la unidad de la izquierda. Este último no se logró, ni se ha logrado cuarenta años después. En cambio, las denuncias de la represión, la corrupción y los abusos de poder contaron con notable acogida y fueron claves en el peso y difusión que tuvo Alternativa en sus seis años de existencia.

Antonio Caballero se vinculó poco después a la revista, que parecía hecha a su medida. Estaba en su salsa, aunque jamás imaginó que le tocaría trabajar tanto.  Hacía de todo: crónicas, reportajes, entrevistas, editoriales, crítica de libros, notas de humor… Y, por supuesto, con su especial talento para el dibujo, ilustraciones y caricaturas que muchas veces eran la portada. Creó un personaje genial, “El señor agente”, un policía bonachón que cada semana filosofaba sobre las paradojas y miserias de su oficio. “Macondo”, la página de humor escrita e ilustrada por él, combinó la mordacidad de su prosa con el veneno de su pluma.

Caballero rápidamente se convirtió en pieza esencial de la revista y ocupó a regañadientes la jefatura de redacción. No le gustaba desempeñar cargos de índole alguna y en este le tocaba, además, revisar y editar hasta bien entrada la noche los artículos de la media docena de entusiastas jóvenes que conformaban la redacción. Corrector implacable, lo sacaban de quicio elementales errores gramaticales.  Recuerdo su ataque de ira cuando al borde de un cierre pilló tres en el artículo de portada. “¡De ortografía, carajo, de ortografía!” le reclamó al apabullado redactor mientras sacudía las tachonadas cuartillas.

En otra ocasión, después de leer un artículo que le pasó uno de los reporteros más radicales, le preguntó en tono irónico si eso era el comunicado de un grupo guerrillero.  El muchacho de inmediato lo rehízo sin chistar.

En otra oportunidad le comentó al redactor de culturales que su texto era muy poético y que ese lujo solo se lo podían dar grandes escritores que producían una novela con el único propósito de publicar un poema. El periodista entendió el mensaje y desapareció el exceso poético. No sobra anotar que Sin remedio, la única novela de Antonio Caballero, es sobre las angustias de un escritor que aspira al poema perfecto.

Fueron arrebatos muy ocasionales porque lo permanente eran sus elegantes apuntes irónicos cuando detectaba brotes de mamertismo en los comités editoriales, para él siempre tediosos. Allí, mientras los demás discutíamos durante horas, Antonio dibujaba silencioso. Preparaba alguna caricatura sobre algún personaje del momento.  Gómez Hurtado, López Michelsen, Turbay Ayala, el general Camacho Leyva, Pastrana Borrero.  Presidentes, generales y gamonales eran blancos predilectos. Escribió también infinidad de editoriales plenos de erudito sarcasmo.  Recuerdo “La pareja hermafrodita” sobre el Frente Nacional; “El peso de la podredumbre” sobre la corrupción política y “El primer diente” sobre el inicio del gobierno Turbay. Los títulos hablan por sí mismos.

Imposible resumir todo lo que aportó Caballero a una revista que se convirtió en referente del pensamiento crítico en un país donde aún imperaba el gobiernismo informativo. Sobre el tema recomiendo dos libros publicados el año pasado: Alternativa, lo mejor de una revista que marcó a una generación de la Editorial Penguin Random y Periodismo independiente en Colombia: la historia de la revista Alternativa del historiador caleño Luis Alfonso Mena. ->>Vea más...
 
FUENTE: Artículo de Opinión – Los Danieles

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