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jueves, 16 de diciembre de 2021

(España) Las raíces de la depresión de la actriz Verónica Forqué y el perjudicial impacto de los trabajos televisivos antes de su suicidio

Verónica Forqué, que se suicidó el lunes 13 de diciembre a los 66 años, fue la actriz más importante de España entre finales de los 80 y principios de los 90. Cuatro Goyas (entre el 86 y el 94) y películas para Almodóvar, Trueba, Berlanga o Colomo lo atestiguan. A la reina de la comedia le vino luego el descenso laboral y, la década pasada, una depresión anímica que, paradójicamente, coincidió con un reflote de su popularidad con apariciones televisivas en las que la Forqué real superaba en tragicomedia a la Forqué de las películas. La cosa no acabó bien.

2014 fue el año cero de la depresión de Verónica Forqué. Comenzó con la separación de su marido —el director Manuel Iborra, con el que convivió tres décadas— y terminó con la muerte de su hermano Álvaro. Entre medias, su hija María Forqué, sostén anímico los últimos años, se fue a vivir a Tailandia.

“Tenía una angustia tremenda, pero no sabía por qué estaba tan mal”, confesó en 2020 en un foro sobre depresión de ‘Yo Dona’ y ‘Telva’. La actriz se apuntó a terapia en 2014 porque: "Si de una depresión no llegas a saber la causa —aunque te cures con los antidepresivos que te sacan de ahí, son mano de santo—, nunca terminarás de salir. Es esencial saber por qué quieres morirte cada día cuando abres los ojos por la mañana", dijo en el foro. “Con tratamiento y pidiendo ayuda, se sale más fuerte y mejor, pero es necesario la ayuda de psiquiatras y del tiempo, además de la fuerza de uno… La vida sigue”, contó en '¡Hola!' sobre su deriva depresiva.

En 2017, estuvo de baja por una lesión de espalda, pensó que quedaría en silla de ruedas y recayó en la depresión. En 2018, murió su madre, Carmen Vázquez-Vigo. Desde 2014, por tanto, todo fueron altibajos anímicos, pero también laborales.

Además de la muerte de su hermano, al que definía como “un ser angelical”, y de su divorcio después de 35 años de matrimonio, las cosas también se torcieron para Verónica en el ámbito profesional. No volvería a hacer un papel destacado en cine más allá de ‘Salir del ropero’, una comedia que protagonizó en 2019 junto a su íntima amiga Rosa María Sardá, también fallecida recientemente, que no funcionó en taquilla ni gustó a los críticos.

En televisión, más de lo mismo. Los productores de ‘La que se avecina’ le ofrecieron un papel en 2014, un encargo que Forqué consideraba “un rescate” cuando peor lo estaba pasando, pero solo apareció en siete capítulos de la serie. Siguió con el teatro, viajando y compartiendo tablas con sus mejores amigas de la profesión, si bien los registros de sus tres mercantiles (nunca facturó como autónoma) delatan que no fue una actividad muy lucrativa.

Forqué fue administradora en tres empresas, todas ellas dedicadas al cine y las artes escénicas, que no muestran actividad desde 2019. Se trata de Orfeo Producciones, la empresa familiar que disolvió en 2006; Bombón Helado, fundada en 1994 junto a la productora Ana Huete (Olmo Films), y Verónica Forqué SL, a través de la que facturaba sus trabajos a terceros.

Los últimos depósitos de cuentas de esta última denotan que Forqué llevaba al menos dos años sin facturación, un problema de liquidez —sí tenía pisos en propiedad con alto valor de mercado— que pudo empujar a la actriz a pedir a su representante un hueco en la próxima edición de 'MasterChef Celebrity', una oferta que había rechazado en ocasiones anteriores.

Estrella de la tele

En diciembre de 2020, la actriz pasó por ‘Sábado deluxe’, donde habló a las claras sobre su depresión ("La vida siempre me pareció insoportable, ya desde que era joven no quería vivir, me parecía que no me quería nadie"), su “horrorosa” separación matrimonial y sus vicios: "Soy una profesional de la marihuana…". "No quiero hacer apología, pero para mí es como estar con esos seres que quiero que ya no están, mis padres, mi hermano, los amigos de mi generación… Hablo con ellos".

Poco después, aclaró sus intenciones televisivas en ‘El Mundo’: "A mí me llevan a ‘Sálvame deluxe’, me pagan una pasta y me tratan con todo el cariño y con respeto. A Jorge Javier lo veo como un compañero que se dedica a ese género. Así que, si vas allí, tienes que dar también un poquito de 'show'. Para decir tonterías, no vayas. Yo voy y soy yo. Con lo bueno y con lo malo. Quiero pasarlo bien, compartir con los demás mis ideas, mi momento y mi experiencia, buena, mala o regular".

En los últimos años, por tanto, Forqué recobró su popularidad perdida, y también su cuenta corriente, con apariciones televisivas donde hablaba con el mismo desparpajo anonadado que en sus mejores comedias, salvo que el personaje era ahora ella misma y la montaña rusa emocional de sus últimos años.

Pero no es lo mismo enfrentarte a una entrevista con Jorge Javier Vázquez, por muy Telecinco que sea, que a un 'reality', por muy ‘familiar’ que se presente. Las costuras emocionales de Verónica Forqué se tensaron al límite en ‘MasterChef’.

“Los concursos como 'MasterChef' permiten hacer dinero rápido con la posibilidad de seguir dedicándote a tus proyectos”, dicen fuentes cercanas al programa. Forqué cobró en torno a 15.000 euros por cada uno de los 10 programas que hizo antes de tener que retirarse, exhausta psicológicamente por la presión del formato de Shine Iberia.

Desde el primer momento se vio que Forqué no estaba anímicamente preparada para participar en un 'reality' tan exigente como 'MasterChef'. A pesar de contar con ciertos recursos en la cocina, la actriz no era capaz de seguir el ritmo de sus compañeros, perdía la concentración con suma facilidad y naufragaba en las pruebas en las que tenía que desenvolverse en equipo. En alguna ocasión, y a pesar de que se trataba de la edición ‘celebrity’ (en principio, menos competitiva que la normal), sus compañeros prefirieron que Verónica fuese con el equipo rival y cocinar con uno menos a enfrentarse con su torbellino emocional.

La actriz fue lidiando con estas emociones durante poco más de un mes de rodaje, hasta que, en el décimo programa, se plantó frente a los jueces y les pidió parar. Aquel día se vio a una Verónica desencajada, rota por dentro, incapaz de seguir disimulando frente a las cámaras una depresión que ganaba terreno cada día. “No tengo buenas noticias. No me encuentro bien, estoy agotada. He luchado 10 semanas, ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. ¡Dios mío! Qué bien lo estoy pasando y qué lástima siento de no poder estar a la altura, pero es que no puedo, el cuerpo no puede. No puedo con mi alma. Volveré cuando esté buena”, dijo la actriz en su última comparecencia pública, que dio el mejor dato de audiencia de la temporada.

Pero tan significativo como su último capítulo en 'MasterChef' fue el primero, cuando aseguró: "Estoy harta de los Goya... No puedo más con Verónica Forqué, no me gusta esta persona. Me gusto yo, Vero". Como explicó Juan Sanguino en 'El País', 'MasterChef' funciona como "experimento en torno a los estragos de la fama nacional", donde estrellas venidas a menos se reinventan con éxito si logran que el espectador empatice con la persona detrás del personaje. Pero el experimento televisivo Forqué iba a acabar de un modo más que agridulce. ->>Vea más...

FUENTE:  Con información de C. Prieto, A. Pascual y C. Barragán – El Confidencial

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