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jueves, 7 de junio de 2012

(Panamá) Pesqueras cierran sus operaciones

Las empresas exportadoras más importantes del sector pesquero están en crisis.
Esto desde que el 29 de diciembre de 2010 el presidente de la República, Ricardo Martinelli, con el respaldo del ministro de la Presidencia, Jimmy Papadimitriu, dio la orden de prohibir el zarpe de embarcaciones palangreras mayores de seis toneladas.
Desde ese momento no ha cesado el cierre de empresas y la venta de barcos pesqueros.

Según registros de la Autoridad de los Recursos Acuáticos (Arap), con la prohibición del palangre se paralizaron 116 embarcaciones industriales.

Las pérdidas tienen rostro. La medida dejó sin empleo a unas mil personas que trabajaban en los barcos, sin contar los que laboraban en las plantas procesadoras, y la cadena logística que respaldaba a los mil contenedores anuales que se exportaban desde Panamá.

Procesadora Marpesca, una de las empresas más grandes en su mercado y bajo la administración de la familia Lymberopulos, dejó de operar sus 15 embarcaciones que utilizaban palangre y cerró la mayoría de sus operaciones de captura.

Finalmente optó por mantener sus trabajos administrativos y dedicarse al negocio camaronero, para lo cual se usan redes de arrastre.

Bahía Azul y Pacific Tropical Fish, Oceanic Products, también representativas del sector, cerraron a raíz del decreto.

Panalang Union, propiedad del empresario Valerio de Sanctis detuvo sus 38 barcos. Posteriormente vendió las embarcaciones y cerró su astillero. Despidió a 300 empleados, entre ellos los del astillero y los marinos que operaban sus naves.

Pese a los perjuicios económicos que ha generado el Decreto 486 de 2010, son pocos los empresarios que se atreven a dar detalle de lo sucedido. Piden que se apaguen las grabadoras; temen que instituciones del Gobierno lleguen a sus empresas “mal intencionadamente”, y afecten más sus negocios.

South Winds Seafood Company, que estuvo a punto de desaparecer, vendió sus cuatro barcos palangreros y se abastece de materia prima de proveedores artesanales.

Obviamente, en el país no pueden vender a los mismos precios que en Europa y Estados Unidos: muchos solo subsisten.

Además, parte del problema es que las embarcaciones artesanales pescan menos cantidad que las industriales, explica Pesca Fina.

Esta compañía tiene 19 embarcaciones, 17 camaroneros y 2 palangreros.

Gustavo Justines, propietario de Pesca Fina, cuenta que los barcos que usaban el sistema de palangre “se deterioraron”. La paralización de sus dos naves causó 25 despidos en su empresa.

La medida los impactó. En 2010 exportaron unas 400 mil libras de atún y en 2011 solo 200 mil libras.

“Es triste porque hemos perdido potencial”, dijo Justines. Se había logrado reconocimiento, en el ámbito internacional se reflejaba en el precio al que se vendíamos”.

“Hoy hay más botes y anzuelos en el agua respecto a 2010, porque la Arap le ha dado licencia a botes bajo la categoría de ´artesanales´. Todo fue para hacerle daño a las empresas establecidas en el negocio”, dijo Justines.

Productos Océano exporta los pocos peces que los trabajadores artesanales le suministran. Es apenas el 30% de lo que hacían anteriormente. Dieciséis de sus embarcaciones dejaron de trabajar y tuvieron que reducir sus operaciones en 50%.

Mariscos Tevilla, Inversiones del Mar Pacífico, Isabella Sea Food, así como Pescadería Rumía también reconvirtieron sus plantas y exportan lo que compran a pescadores artesanales.

T.W.T. Inc. y Samurai Mar, que eran mayormente exportadoras, se dedican ahora a la venta doméstica.

Rocmar S.A. trabaja a su mínima expresión y la empresa Gavimar tuvo que paralizar 10 de sus embarcaciones palangreras.

Decisión antojadiza

El drástico giro en el sector genera una pregunta: ¿Por qué el Gobierno tomó esta decisión de prohibir el palangre?

El exministro de Desarrollo Agropecuario Emilio Kieswetter y el director de Recursos Acuáticos, Giovani Lauri, han dicho que con esta modalidad se daban descomunales capturas, porque en las líneas con anzuelos caían de manera incidental especies como tiburones, tortugas y rayas que no sobrevivían, a pesar de que eran devueltas al mar.

Los empresarios piden reserva de su nombre. Dicen que el ministro Demetrio Jimmy Papadimitriu estuvo detrás de la prohibición de palangre.

Señalan que se trata de pleitos y pugnas por espacios en la comunidad griega. Que Jimmy, una vez en el gobierno decidió perjudicar a Marpesca, cuyo propietario es Fotis Lymberopulos.

“Pregúntele a unos señores que son griegos”, expresó David Torres, de Pacific Tropical Fish.

“La rencilla viene por la competencia de la pesca; los Papadimitriu controlan casi todo el puerto de Vacamonte, y Grupo Marpesca había logrado tener más éxito en la pesca del dorado y el atún, por eso prohibieron que los barcos pudieran pescar”.

El ministro de la Presidencia negó vía telefónica cualquier vínculo con este tema. “Es cierto que mis padres se dedican a la actividad pesquera, pero a procesar camarón a través de la empresa Sea Deli. En nada nos beneficiamos con la prohibición de palangre”, precisó.

“ Yo no tengo nada que ver con esto. La industria pesquera está llena de bochinches y de bochinchosos”, dijo.

¿Cómo es su relación con los Lymberopulos?

(Hizo una pausa) Cordial, señaló Papadimitriu.

HUNDIMIENTO DE LAS EXPORTACIONES

60%

Cayó la exportación de atún en 2011 respecto a 2010, luego de la aplicación de la prohibición.

116

Embarcaciones palangreras dejaron de operar según la Arap.
Científicos cuestionan decisión gubernamental

La comunidad científica local e internacional cuestiona la prohibición del palangre ante la falta de argumentos sólidos. Señala que la elaboración de un registro que justifique el exceso de la pesca incidental en Panamá es uno de los pasos que se saltó el Gobierno.

De todos los métodos de pesca, el palangre es uno de los más selectivos y con menores índices de efectos dañinos al ecosistema, destaca el Instituto de Investigación Marina de Bergen Noruega.

En lo que respecta a la pesca deportiva, los científicos aseguran que esta práctica en Panamá está afectando la biología marina, toda vez que la actividad en el país no está regulada. “El nivel de impacto en otros países ha demostrado que una pesca deportiva no regulada puede ser similar a la artesanal o industrial”, advirtió Juan Maté, asesor científico para asuntos costeros marinos del Instituto Smithsonian.

En el artículo “Vida después del ´catch and release”, publicado en la revista Marine Fisheries Review, el Dr. Jean Cramer asegura que no todos los peces que son liberados en la pesca deportiva sobreviven.

Se estima que un 35% de los peces capturados durante esta actividad con anzuelo tipo J y que luego son liberados mueren, de acuerdo a estudios de Horodysky y Graves. El autor Michael Domeier sugiere una mortalidad de hasta 26% dentro de cincos días después de haberlos soltados. El nivel de estrés que se le ocasiona al pez es tan alto que finalmente mueren.

El impacto de mortalidad del marlín blanco después de ser liberado en la pesca deportiva es mayor que en la pesca lineal o de palangre. En Estados Unidos en un período de cinco años se capturaron 72 toneladas de pez marlín, mientras que en pesca deportiva la cifra alcanzó a los 214 peces.

Aet Elisa Tejera C.
Pesca deportiva saca del negocio al palangre

La promoción de la pesca deportiva pesó más que la conservación de los ecosistemas marinos y el sostenimiento de las exportaciones pesqueras.

Salomón Shamah, administrador de la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP), dijo que el recurso marino estaba desapareciendo a causa de la pesca con palangre, y que por esto el presidente de la República, Ricardo Martinelli, y sus ministros aprobaron el Decreto Ejecutivo 486 del 29 de diciembre de 2010, que prohíbe la pesca en línea con anzuelos.

Aunque no hay cifras oficiales que demuestren que efectivamente los recursos marinos estaban escasos, Shamah asegura que apenas se prohibió el palangre se empezaron a ver más peces.

Ante el cuestionamiento de los ambientalistas y científicos, quienes advierten que Panamá está dando pasos equivocados respecto a las reglamentaciones pesqueras, Shamah dijo que “cree en reglamentar cuando no hay crisis, pero cuando hay crisis hay que prohibir”.

El funcionario retó a los ambientalistas a que hagan el trabajo de fiscalización y entonces convencería al Ejecutivo de reglamentar y no prohibir el palangre.

Según Shamah, para este gobierno “la pesca deportiva es probablemente el producto más sostenible que podamos ofrecer después de la exposición de nuestra etnia y cultura”.

“A mí me encanta la pesca deportiva, porque da mucho dinero a las personas que ofrecen esa actividad a los turistas. Cada bote que está haciendo pesca deportiva está dejando de hacer pesca masiva y eso es una meta para nosotros”.

Sin embargo, científicos internacionales precisan que la pesca deportiva es tan dañina como otras técnicas, porque no hay control. (Ver Científicos cuestionan decisión gubernamental).

El administrador de la ATP junto al titular de la Presidencia, Demetrio Papadimitriu, impulsó el Decreto 486 que ha dejado como resultado una industria pesquera en crisis.

“Yo apoyo al ministro Papadimitriu. Primero porque hay que impulsar la pesca deportiva, segundo porque hay que proteger el mar, y tercero porque se lograría la reconversión de los pescadores con palangre”.

Aet Elisa Tejera C.

FUENTE: Mary Triny Zea C. - http://www.prensa.com

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