“Me cabrea mucho, porque soy australiana”, afirma Rowe, que desde entonces tiene ansiedad y depresión. De hecho, es una de sus hijas la que en muchas ocasiones habla por ella en público.
Al parecer, se trata de un rarísimo síndrome denominado Síndrome del Acento Extranjero, del que sólo se conocen 62 casos en todo el mundo desde que se detectara en los años 40. Hasta la fecha sólo se conocía un caso en Australia, y con Rowe ya serían dos.
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