Es uno de los 378 que España tiene por todo el mundo, según un análisis de la respuesta del Senado a una pregunta del senador Jon Iñarritu (EH Bildu). Un patrimonio desigual que sobre todo durante la Transición se triplicó a medida que la presencia diplomática del país se ha extendido por todo el extranjero. “El patrimonio de España en el exterior es por un lado reflejo de la propia historia y por otro de las circunstancias de cada sitio. A veces ha habido gangas, como la Santa Sede, que han hecho que ahora tengamos edificios históricos en sitios privilegiados que de otra manera sería imposible”, resume el diplomático Jorge Dezcallar, que ha sido embajador de España en Estados Unidos, Marruecos y ante la Santa Sede.
Las huellas del protectorado
La historia explica precisamente que España tenga 41 propiedades en territorio marroquí concentradas sobre todo en el norte. Es el país donde más presencia física tiene el Estado. La mayoría de terrenos y edificios fueron adquiridos durante el protectorado que duró 43 años y que acabó en 1956. Pero aun después, dictadura y democracia han seguido reforzando su presencia física más allá de Gibraltar.
Además de consulados y embajadas, el Gobierno tiene en Marruecos seis institutos y cinco colegios de enseñanza en español. También conserva aún un campo de fútbol en Tánger, comprado en 1952. El estadio de Suoani, después de ser municipal, pasó años en ruinas después de que el régimen de Franco dejase el territorio. Sin embargo, ha recuperado su esplendor desde 2011 la Fundación Real Madrid tiene ahora una escuela deportiva para evitar la exclusión.
También sigue siendo propiedad de España el Teatro Cervantes aunque no lo cuida demasiado. Construido en 1913, fue comprado por el Gobierno de Primo de Rivera en 1929 y vivió su época dorada en los años 50, acogiendo obras como Otelo o Saladin. Sin embargo, hace décadas que ya no alberga ninguna actividad y su estado es ruinoso. En 2015 el Gobierno anunció que estaba en negociaciones con el reino de Marruecos para cederlo a cambio de que lo mantuviesen, pero la acuerdo no llegó finalmente a ningún punto, como recuerda Dezcallar, entonces embajador. “Desde Madrid pedían que el Ministerio de Cultura marroquí se comprometiese a mantenerlo y dotarlo de programación, pero no lo hicieron, así que ahí sigue y es una lástima, porque es una maravilla”.
"La ubicación también importa, igual que no vas a poner la embajada de Alemania en Orcasitas"
Cuando Dezcallar llegó a Marruecos, recuerda que en las cafeterías las mesas de mármol escondían por debajo el nombre de militares fallecidos. Eran lápidas del cementerio español, totalmente abandonado. “La gente robaba hasta los huesos para hacer pócimas pero todo eso eso arregló y aún se conservan varios cementerios propiedad de España por el país”, recuerda.
Después de Marruecos, donde más presencia tiene el estado es en Francia, con embajadas, consulados e Institutos Cervantes por todo el país: Bayona, Burdeos, Estrasburgo, Lyon, París, Montpellier, y Toulouse.
Aunque los bienes en el país vecino no sorprenden, sí lo hacen los de Argentina o Suiza, donde hay 19 y 14 respectivamente. En el país helvético hay actualmente más de 100.000 españoles, muy lejos del millón que llegó a haber entre 1966 y 1971. Sin embargo, España aún mantiene cinco centros de españoles por todo el país. Eran sitios de reunión donde los emigrantes se juntaban a comer platos típicos, escuchar música española o ver partidos de fútbol, aunque la excusa era simplemente estar con otros expatriados en un territorio extraño.
El ministerio de Exteriores adquirió varios terrenos en Suiza para construir centros de reunión para los expatriados españoles
Maria Jesús Domenech es ahora la encargada de llevar el centro de Val-de-Travers, al oeste de Suiza. No queda rastro de su acento gallego que empezó a perder cuando llegó con 22 años junto a su tía a Suiza. "Se cree que el centro empezó a funcionar en los años 40 o 50, aunque no se sabe la fecha exacta. Lo que sí se sabe es que surgió porque un español fue a la embajada a pedir que hicieran algo porque había muchos españoles y casi nadie hablaba francés". La embajada compró entonces un terreno y edificó una nave donde empezó a formarse una comunidad que la mantiene a día de hoy. "Era una forma de mantener un vínculo con la tierra, y las siguientes generaciones lo hemos conservado para no perder nuestras raíces", explica la encargada. Aunque son menos, se siguen juntando para Reyes o el día de la Madre y sobreviven a base de donaciones y fiestas para recaudar fondos.
El pelotazo de la Transición
En los últimos coletazos del franquismo, el Gobierno intentó cada vez más ofrecer al exterior una cara amable del régimen que acababa y la monarquía que estaba por venir. El 69% del patrimonio de exteriores se adquirió a partir del año 72. Se trató, sobre todo de embajadas y consulados en diferentes ciudades donde España hasta entonces no tenía presencia. Así, adquirió edificios en países como Arabia Saudí, Argelia, Brasil, Colombia o India donde ahora se emplazan las cancillerías, que incluyen la embajada y a menudo también la propia vivienda del embajador.
A medida que se avanza en el tiempo, hay más compras de edificios y menos donaciones y regalos. Durante el franquismo, el Estado recibió regalos de otros dictadores, como Hitler, que cedió el actual edificio de la embajada de Berlín. En este caso se debió a una compensación por derribar la sede que tenían hasta entonces. El edificio diplomático entorpecía el plan urbanístico del führer para convertir Berlín en Germania, la capital del Reich. También fue un regalo la actual embajada en Rabat. El rey Hasán II la donó a España en 1968.
De las 378 propiedades, 38 han sido donadas, cedidas o adquiridas por acuerdo. En algunos destinos, Exteriores posee el edificio, pero no el suelo, como es el caso del Instituto Español de Andorra, donde el Ministerio de Educación dispone de una cesión de uso por 99 años.
También ha habido casos con polémica, como la biblioteca del Instituto Cervantes en París. El Partido Nacionalista Vasco la compró en 1936 pero con la ocupación nazi en Francia la Gestapo la expropió tan sólo cuatro años después. Desde entonces, tres sentencias judiciales (la primera el Tribunal Civil del Sena en 1949) le han dado la titularidad al Estado español, pero el PNV sigue reclamando su titularidad.
“Antes había más donaciones pero lo más normal es que se trate de compraventas. En otros casos se alquilan, como la embajada de Londres, que está en Madison Square y tiene una cesión”, cuenta Dezcallar. “Porque claro, la ubicación también importa, igual que no vas a poner la embajada de Alemania en Orcasitas”.
Sin embargo, España cada vez gasta menos en expandir sus propiedades más allá de sus fronteras. De hecho, desde el inicio de la crisis el ritmo de compraventas de propiedades ha vuelto a alcanzar los niveles de mediados del siglo XX, al igual que pasó en la crisis del del petróleo, y la recesión del 94. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
FUENTE: Con información de https://www.elconfidencial.com