
Generalmente siguen esta regla: cuanto más tarde comas, peor; y cuanto más cerca estés de la hora de acostarse, peor aún. Sin embargo, la simple noción general de que las calorías no importan y sí la hora del día carece de suficientes evidencias: la cantidad de comida que ingieres es una variante esencial que no conviene simplificar. Los nuticionistas lo han advertido a Alimente: si comes más y la dieta no es equilibrada o incluye más grasas y azúcares, sea la hora del día que sea, más riesgo tienes de desarrollar complicaciones, desde ganar peso simplemente a desarrollar obesidad y diabetes tipo 2 en los casos más graves.
Lo que sí relacionan diversos estudios científicos es la regulación del cuerpo según las horas solares con el metabolismo de los alimentos y por tanto su incidencia sobre estas enfermedades. Es importante remarcar que se han demostrado especialmente en roedores, mientras que los ensayos con personas han arrojado conclusiones mucho más modestas. El último estudio de la revista 'Cell Metabolism', 'Time-Restricted Feeding Prevents Obesity and Metabolic Syndrome in Mice Lacking a Circadian Clock', incide de nuevo en el papel que juega el ritmo circadiano: "Los resultados sugieren que este determina un reloj que ayuda a la homeostasis metabólica al sostener ritmos diarios en la alimentación y el ayuno, y manteniendo equilibrio entre los nutrientes y la respuesta celular al estrés". Es decir, que al respetar de forma natural las horas diurnas con la ingesta de calorías y limitarlas durante la noche, el metabolismo de los alimentos se realiza de forma más eficiente, lo que evita el desarrollo de complicaciones metabólicas. ->>Continuar leyendo...
FUENTE: Con información de J. M. - https://www.alimente.elconfidencial.com - ->> Ir