
Esta carne, loncheada, se convirtió en la favorita de los apostadores de la zona, que paraban en el establecimiento de Burrow de camino al hipódromo. La estratégica situación de su tienda, además del novedoso sabor de su jamón, fueron las claves del éxito de este producto, que pronto extendió su fama por el resto de la isla.
A España no llegó de forma masiva hasta mediados de los años 40 del siglo XX; y desde el principio se asoció a una dieta sana, si bien obviamente nada tenía que ver con la alimentación típica mediterránea.
Hoy en día, ¿a qué podemos llamar 'jamón de york'? Realmente a nada, a no ser que viajemos hasta Gran Bretaña a probar el original. Lo que encontramos en charcuterías y supermercados envasado o al corte recibe otras denominaciones, claramente identificadas en el Real Decreto 474/2014, la normativa vigente en nuestro país sobre los derivados cárnicos: "Piezas de carne identificables anatómicamente sometidas a salmuera [disolución en agua de sal, adicionada o no con azúcar, vinagre o especias] y posteriormente a un masajeado o reposo, seguido de un moldeado para darle la forma adecuada y de un tratamiento térmico". En este grupo de derivados cárnicos se encuentra el jamón cocido.
En nuestro país, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, consumimos al año 8 kilos de carne procesada por persona (sí, el jamón cocido es carne procesada), lo que supone que gastamos en ella algo más del 5% de nuestro presupuesto para alimentación y bebidas. ->>Continuar leyendo...
FUENTE: Con información de Sandra Sánchez - https://www.alimente.elconfidencial.com ->> Ir