
"Decía que había sido boina verde, que durante un combate un compañero se le murió en los brazos", explica el primo de la que hasta el pasado febrero fue su pareja sentimental, una abogada madrileña a la que tenía engatusada. "Era correctísimo, un tipo ideal, un caballero que se hacía querer, que te hacía favores aunque no se los pidieras y sin esperar nada a cambio, que estaba atento a ver cómo podía agradar...", describe el primo, también letrado. "Lo teníamos por una gran persona", admite aún apenado el abogado, que le trató durante tres años.
Entró en su casa en 2016, cuando su prima se enamoró de él. Rápidamente, encajó en la familia como un guante. "Era un 12 sobre 10, algo increíble", insiste el letrado. "Él nos contaba que empezaba a trabajar a las seis de la mañana y nosotros le creíamos; un par de horas después, recogía a mi prima y desayunaba con ella, luego se venían los dos al despacho y nos tomábamos un café; después, se iba a sus supuestas obras; siempre llevaba un casco en el coche y cuando ibas con él de copiloto, no paraba de hablar con supuestos empleados o clientes", recuerda.
"Te puedo contar todas las obras que decía que tenía", describe aún asombrado. "Pero todas, mentira", añade. Sin embargo, un día, la buena relación empezó a torcerse. Lozano Belver, cuenta, comenzó a entrar en contacto con los clientes del abogado. Había muy buen trato entre todos y, como él era casi de la familia, pues conocía a los amigos de sus amigos. Entonces empezó a asesorarlos, a deberles dinero, a decirles que se lo devolvería, a poner excusas de que tardaría un poco más. "Das un voto de confianza por la larga relación, pero todo empezaba a ser extraño; yo, por mi trabajo, he visto muchos estafadores y a este no lo vi ni de lejos", confiesa el letrado, que descubre cómo destaparon la realidad. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de ROBERTO R. BALLESTEROS - El Confidencial