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miércoles, 2 de septiembre de 2020

(Colombia) Daniel Samper Pizano: Masacremos el eufemismo (+Opinión)

Por: Daniel Samper Pizano -
El eufemismo produce efectos duraderos en el tiempo y en la interpretación de hechos históricos. No denominar los crímenes simplifica la posterior negación de los mismos.
María Otero Rossi
El sábado 22 los colombianos vivimos un pequeño momento histórico: el nacimiento de un eufemismo. Bien sabemos que el eufemismo es una palabra suave o decorosa que oculta realidades “cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante” (Diccionario de las Academias). El alumbramiento fue en vivo y en directo. La criatura asomó la cabecita, expulsó un denso líquido amniótico donde flotaban asesores de comunicación y en ese momento Iván Duque la tomó por los pies, le dio una palmadita y la exhibió orgulloso al mundo: había nacido Homicidio Colectivo, el eufemismo destinado a sustituir la horrible palabra masacre. Esa noche el ministro de Defensa, padrino del recién nacido, lo bendijo ante la grey emocionada y a través de su tapabocas-tapacerebros lo llamó cariñosamente Homicidio Múltiple.

Vivimos rodeados de eufemismos, algunos tan viejos como el idioma, pero pocos privilegiados han tenido la ocasión de asistir al nacimiento de uno de ellos. Nadie sabe, por ejemplo, cuándo brotó del vientre gubernamental ese campante reemplazo del asesinato disfrazado, don Falso Positivo, reseñado en diccionarios –¡qué horror!– como colombianismo. Tampoco se conoce la fe de bautismo de Neutralizar, que antes se llamaba matar y ahora, vestido de verde oliva, cambió de nombre. A Homicidio Colectivo le salieron de inmediato defensores a sueldo según los cuales el país es mejor ahora, con más de cuarentena Homicidios Múltiples, que hace dos meses, con veintipico masacres. Resulta una tontería criticar a un gobierno –un gremio, una profesión, una secta—por inventar eufemismos. El poder deja regueros de términos atenuantes, como las aves de corral excretan a cada paso pequeñas dosis de heces. Lo imperdonable es que los periodistas recojamos los eufemismos que nos venden las fuentes interesadas y repudiemos la lengua común. Un día después de parido Homicidio Colectivo, varios noticieros engavetaron la palabra masacre y optaron por su tibio y oficial sustituto. Pero he aquí que las redes sociales protestaron enardecidas y la prensa, avergonzada, corrigió.

Colegas, ciudadanos, pueblo que me lee: cuidado con los eufemismos. Algunos de ellos, los benévolos, son útiles para suavizar enfermedades (mejor padecer infección intestinal que andar con churrias). Pero otros eufemismos, los perversos, pretenden engañar, deformar y escamotear. Tan nefandos serán, que la mayor fábrica de disimulos verbales funcionó en la Alemania nazi. El lenguaje normado o Sprachregelung (tranquilos: yo tampoco hablo alemán, pero da gusto citarlo de vez en cuando) creó cientos de vocablos maquillados que hoy son materia de estudios históricos: solución final (el holocausto)… cuartos de baño (cámaras de gas)… tratamiento especial (asesinato)… mendrugo (judío)… reubicación (campos de muerte)…dar noche y niebla (desaparecer a alguien)…

Aquel sábado el presidente exigió: “Hablemos del nombre preciso: homicidios colectivos”. Entonces entendí que ni el nombre era preciso, ni un homicidio colectivo es más “suave” que una masacre y que hasta el mismo título de presidente puede ser en su caso un eufemismo. ->>Vea más...

FUENTE: Artículo de Opinión - Los Danieles

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