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domingo, 14 de noviembre de 2021

La increíble historia del marinero convertido en poeta tras despertar luego de 35 años en coma

Esto es lo que Manel Monteagudo, cuyo verdadero nombre es José Manuel Blanco Castro, ha contado a varios medios españoles los últimos días:

El 28 de febrero de 1979, día de su 22 cumpleaños, tuvo un accidente laboral como oficial electricista en un mercante alemán. Mientras trabajaba en las inmediaciones de Basora, se cayó a la bodega del barco desde una altura de seis metros. Estuvo 64 días en coma en un hospital iraquí. Fue repatriado. Pasó 16 meses ingresado en el Sanatorio Modelo de A Coruña (hoy es un hospital privado) y le mandaron a casa otros 14 meses. Su novia de juventud, Conchi, veló por él mientras permaneció inerte en una cama durante 35 años. Hasta que ocurrió el milagro...

El 15 de octubre de 2014, Monteagudo despertó delante de su mujer. Se lo contó así a TVE:

"Fue muy desagradable. En ningún momento pensé que podía estar en una casa, en España. Mi cabeza estaba en Irak. No comprendía que pudiera estar en una casa atendido por mi esposa".

''Odio dormir'', la queja de un poeta tras despertar después de 35 años en coma

En un momento dado, se miró al espejo: "Cuando vi mi reflejo, le dije a mi mujer que ese no era yo, ese era un viejo, yo tenía 22 años. Y poco a poco, lo fui asumiendo".

Uno de los detalles más desconcertantes es que, durante el proceso presuntamente vegetativo, Monteagudo se las apañó para tener dos hijas. Según contó a 'La Voz de Galicia', cuando despertó lo había olvidado: "No recuerda haberse casado, ni haber tenido dos hijas, y es a ellas a las que atribuye el mérito de haber sobrevivido". Según consta en su Facebook, contrajo matrimonio en 1983.

Hay historias de superación personal más grandes que la vida, pero ¿hay exageraciones tan grandes que a los periodistas les cuesta reconocer a primera vista? Parece ser el caso de este marinero devenido poeta, natural de Noia, A Coruña.

Tras colocar su historia en varios medios, y empezar a crecer el escepticismo en Twitter sobre su relato, el periodismo español contragolpeó hoy buscando las fisuras del relato y probablemente su expiación tras habérselo tragado. Lo que sabemos ahora es que el accidente de 1979 quizá fuera cierto —aunque a Monteagudo le baile la fecha entre ese año y el anterior—, pero no estuvo 35 años en coma, quizás unos meses, y luego pasó por diversos estados, entre vegetativo y convaleciente.

Monteagudo, de hecho, ha variado su versión sobre su estado: en las entrevistas recientes habló de coma, pero en una pequeña autobiografía en internet describió su estado como de "prácticamente vegetal" hasta que en 2014 le dieron el alta médica. Es decir, la epifanía de 2014 fue una resurrección milagrosa y un alta médica dependiendo de la calentura del relato de Monteagudo. Detalle importante: antes de darle el alta, a Monteagudo le cambiaron el tratamiento, pasó de tomar 11 pastillas diarias (que le tenían "aturdido") a algo mucho más suave. La mejoría fue evidente.

Xoán Mariño conoció a Monteagudo cuando eran adolescentes. Perdieron el contacto cuando Monteagudo se enroló en un mercante y no volvieron a verse hasta 2001, durante el supuesto coma, cuando se encontraron... en un bar. "Venía con su mujer y unos amigos. Me contó lo del accidente y que tenía dificultades para hacer vida independiente. Me dijo que pasaba por momentos de lucidez, que podían durar horas y días, durante los que se casó y tuvo a sus hijas, pero luego caía en largos periodos vegetativos".

Mariño volvió a encontrárselo hace pocos años: "No recordaba nuestro encuentro de 2001. Sufría de amnesia".

En Noia, las noticias sobre este prolongado coma han sorprendido a muchos vecinos. Uno de ellos, que prefiere no dar su nombre, cuenta a este periódico con gallega crudeza: "Este está como una caldereta". Confirma que el accidente le dejó a Monteagudo una cierta minusvalía sin especificar, "pero de estar 35 años en coma nada de nada, una trola como una catedral".

El testimonio coincide con el de otro vecino, recogido por Onda Cero, que dice: "Tengo 33 años y desde que tengo uso de razón ha hecho vida normal en su casa a mi lado".

Sí que es cierto que Blanco Castro vivió con un perfil muy bajo hasta hace pocos años, cuando comienza a frecuentar la Asociación Barbantia, en la cercana Boiro, a 20 kilómetros de Noia. En los anuarios de la asociación aparece como socio a partir de 2017 y su figura comienza a ser habitual en las fotos de presentaciones de libros o poemarios, que solía presenciar en primera fila. En Barbantia presentó también su último trabajo, 'De mariño a poeta'.

Sin embargo, los 35 años vegetativos siguen sin encajar. Cuando la Agencia EFE fue a visitarle, grabaron una panorámica de su casa en vídeo donde se apreciaba un mural fotográfico que sus hijas le habían compuesto por su 59º cumpleaños, en febrero de 2016. Entre ellas, en la parte de abajo, aparece una foto de ambas con un padre más joven, con el pelo largo y negro y unas canas incipientes. Una imagen muy lejana a la que ha mostrado en los últimos años, ya totalmente cano.

Es difícil saber cuándo fue tomada la imagen exactamente, pero algo es evidente: ese hombre estaba despierto, lo cual choca violentamente con el relato de Monteagudo de que hubo un paréntesis brutal entre su imagen de 22 años y aquella con 58, cuando aparentemente despertó. ->>Vea más...
 
FUENTE: Con información de Carlos Prieto - Antonio Villarreal - El Confidencial

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