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domingo, 9 de octubre de 2016

Descubre el encanto de la ciudad de Brujas en Bélgica

Surcada por canales y llena de casas que parecen de cuento, Brujas es el arquetipo de destino de postal y por eso, con buen tiempo, suele estar repleta de turistas cámaras a mano. Si la visitas entre semana y fuera de temporada, puedes disfrutarla sin aglomeraciones durante todo el año, incluidas sus extraordinarias pinacotecas.

Esta vez, sin embargo, no entrarás en los grandes museos, como el Groeningenmuseum, con obras maestras flamencas y renacentistas, o el Menling. Pasea y captura en imágenes del encanto inigualable de la ciudad belga, cuyo centro histórico es un sueño para el viajero, ya que todo queda cerca.

No dejes de recorrer pintorescos y adoquinados callejones, así como canales de ensueño que comunican con fotogénicas plazas medievales rodeadas por altas torres, antiguas iglesias e históricas casas de beneficencia de fachadas encaladas.

La noche se suma a este tour visual con una fantástica iluminación que fotógrafos e instagramers no querrán perderse. Cada estación del año viste con un detalle extra las céntricas calles de Brujas: si en primavera los narcisos tapizan los patios históricos con una pincelada de color, en invierno la ciudad luce magnífica y se puede disfrutar casi a solas.

1. Panorámica desde Belfort: Todos los viajeros están de acuerdo: las mejores vistas de Brujas se contemplan desde lo alto del campanario de Belfort, sobre la plaza del mercado. Esta colosal torre del siglo XIII tiene pocas coas de interés en su interior, pero las vistas desde arriba compensan la claustrofóbica ascensión de sus 366 escalones. A través del enrejado la panorámica es completa, incluyendo las turbinas eólicas y las grúas gigantes de la cercana y costera localidad de Zeebrugge, más allá de los chapiteles y los tejados rojos de la ciudad. Tiene el aforo limitado a 70 personas y puede haber colas en horas punta, pero es imprescindible.

El carillón de 47 campanas se sigue tocando de forma manual los miércoles y fines de semanas.

2. La plaza del mercado: Markt para los flamencos, la plaza del Mercado es la foto que demostrará, junto con alguna toma de sus bucólicos canales, que has visitado Brujas. Flanqueada por edificios medievales con fachadas escalonadas, esta espléndida plaza es el centro neurálgico de la ciudad belga. Los carros tirados por caballos se abren paso junto a las terrazas de los restaurantes y los turistas que, cámara en ristre, pasean a los pies de la verduzca estatua de Pieter De Coninck y Jan Breydel, los líderes de los Maitines de Brujas.

En el lado norte se nos van los ojos (y los smartphones) hacia un edificio neogótico que ocupa completamente dicho flanco. Es el Historium, en cuyo interior propone una recorrido multimedia que traslada al visitante a 1435. Es más una película medieval que un museo, que incluye una historia de amor ficticia como soporte narrativo y que permite curiosear a los turistas en el estudio de Van Eyck, entre otros momentazo.

3. Burg: El centro del poder, muy cerca del Markt podrás encontrar otra encantadora plaza que merece una buena sesión de fotos. Con el impresionante Ayuntamiento (Stadhuis) de estilo gótico, el Burg fue el centro administrativo de Brujas durante siglos y aquí se encontraba la catedral de San Donato hasta 1799, cuando fue demolida por fanáticos antirreligiosos. El exterior del Ayuntamiento está repleto de réplicas de estatuas de los condes y condesas de Flandes, cuyos originales fueron arrancados en 1792 por soldados franceses.

Una incorporación moderna es el sorprendente pabellón del arquitecto japonés Toyo Ito, obra de arte geométrica contemporánea en el centro de la arbolada plaza. De espaldas a él se puede admirar, en el lado sur, tres soberbias fachadas interrelacionadas con elaborados detalles dorados. Si salimos de la plaza bajo el arco del Callejón del Asno Ciego, nos toparemos con el Djiver, el canal principal de Brujas.

El Brugse Vrije (el Franconato de Brujas): Es otro de los atractivos edificios de esta plaza, con sus tejados barrocos, adornos y estatuas doradas. En su día fue el palacio de la Libertad de Brujas y aún acoge dependencias municipales. El cuarto edificio al que dirigir los objetivos de cámaras y móviles es la Heilig-Bloedbasiliek, la basílica de la Santa Sangre, que debe su nombre a una ampolla que, supuestamente, contiene gotas de la sangre de Cristo traídas tras las Cruzadas en el siglo XII. Se muestra cada día a las 14.00 para su veneración.

4. Un callejón al canal: Con solo salir de Burg te toparás con los canales de Brujas, sin duda, una de sus postales más típicas. Basta atravesar el Blinde Ezelstraat (Callejón del Asno Ciego), un estrecho y agradable pasaje, y, al atravesar el pintoresco canal de Djiver, ¡no olvidar mirar hacia atrás!

Cruzando este puente al sur del Burg está el precioso Vismarkt, un mercado de 1821 bajo cuyos soportales se montan puestos casi todas las mañanas; los vendedores de baratijas llegan más tarde. Por la parte trasera, varias marisquerías dan a la bonita Huidenvettersplein, rodeada de edificios típicos, entre ellos, la sede del antiguo gremio de los curtidores.

Y para hacer un alto, proponemos un café con vistas al canal, el Klein Venetie, con una maravillosa vista sobre el canal. Con el omnipresente campanario de Belfort alzándose sobre un conjunto perfecto de fachadas medievales, la vista es preciosa a cualquier hora, pero especialmente cuando oscurece y se encienden los focos. Desde aquí, el Dijver discurre hacia el suroeste en dirección a los museos municipales más destacados de Brujas.

5. Puente para enamorados: Detrás del Arentshuis, una de las casas aristocráticas más populares y con más obras de arte de la ciudad, encontramos el encantador parquecillo de Hof Arents, junto a un puente peatonal que cruza sobre el canal St-Bonifaciusbrug, regalando vistas idílicas. Conocido como el puente de los enamorados, más de algún, y alguna, brujense ha conseguido aquí su primer beso. Los privilegiados clientes de la pensión Nuit Blanche son los únicos que pueden disfrutar de esta romántica escena a la luz de la luna, cuando cierra el parque.

6. La última cervecería: De Halve Maan es la única brouwerij (cervecería) de tradición familiar que sobrevive en el centro de Brujas. Fundada en 1856, ofrece visitas guiadas, con cata incluida, por sus insalaciones que permiten conocer el proceso de elaboración de la cerveza y obtener divertidas fotos. Aunque, sin duda, la mejor recompensa consiste en degustar sus excelentes cervezas, como la Brugse Zot (Tonto de Brujas, 7%) o la Straffe Hendrik (Enrique el Fuerte, 9%), en su atractivo café.



FUENTE: http://caraotadigital.net

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