
Parte de su patrimonio se encuentra a miles de kilómetros de la que posiblemente sea la calle con más concentración de restaurantes de lujo del barrio de Salamanca. José Ramón Urtasun y su mujer son los beneficiarios últimos de una sociedad en Islas Vírgenes Británicas, que se utiliza para gestionar una cuenta bancaria en Lombard Odier Darier Hentsch en Bahamas.
Los documentos que acreditan esta información son parte de los archivos internos de Mossack Fonseca, despacho en el centro de los papeles de Panamá. El Confidencial está publicando, junto a La Sexta y bajo la coordinación del ICIJ, una segunda remesa de esa información, toda con fechas posteriores a las publicaciones de las primeras investigaciones sobre el bufete panameño, revelaciones que obligaron a los empleados del despacho a tomar medidas para identificar quién estaba detrás de miles de sociedades pantalla. Y, en casos como el de Urtasun, a descubrir que contaban con clientes de los que no sabían nada.
La sociedad, Vulcan Steel Limited, llevaba registrada en Islas Vírgenes Británicas desde 1993. El intermediario que se encargó de crearla y gestionar su burocracia es Vistra, un despacho con sede en Ginebra (Suiza), dedicado a "proveer a sus clientes de estructuras internacionales para poseer, desarrollar y capitalizar diferentes tipo de bienes".
Mossack Fonseca desconocía, hasta la publicación de los Papeles de Panamá, quiénes eran los dueños reales de esa sociedad. Ni para qué se utilizaba. Pero tras las revelaciones periodísticas, que dieron lugar a decenas de investigaciones sobre las compañías del despacho, se vieron obligados a requerir detalles para cumplir con las normas internacionales. Un documento remitido al despacho desde Suiza detalla así que "la sociedad posee una cuenta bancaria en Lombard Odier Hentsch Private Bank", entidad helvética, aunque la cuenta de referencia se encuentra en las islas Bahamas. En dicha cuenta había, en verano de 2017, unos 900.000 euros.
Fuentes de la familia han aclarado que la sociedad se creó en los años 90 para cubrir la expansión del comercio siderúrgico al que se dedicaba la familia y así tratar con clientes internacionales. La sociedad, de hecho, cesó su actividad comercial en el año 2000 y se mantuvo para gestionar la cuenta. La estructura se disolvió en febrero de 2018 y su situación era conocida por las autoridades fiscales españolas desde hace más de cinco años.
Siderurgia, locales y vino
Sidercom, la empresa de Urtasun, ha ejercido durante años de casera de Loewe en la emblemática tienda del número 26 de la calle Serrano hasta febrero de 2017. El local ocupado por la firma de moda, de más de 1.500 metros cuadrados, está en plena fase de transformación en 'macrotienda', según la prensa del sector.
La tienda hace esquina con la calle Jorge Juan, a escasos metros de la sede comercial de otras empresas de Urtasun, donde cuenta con un espacio, en el patio interior, alquilado desde hace años a la marca de moda Aspesi.
La misma Sidercom se llamaba antes igual que la calle (Jorge Juan), acompañada del número del domicilio. Esa misma dirección es la que aparece en el documento de Mossack Fonseca firmado a mano por el empresario y donde se detalla que el origen de los fondos procede de su actividad como "accionista de un 'holding' de sociedades con diferentes actividades como inmobiliario, financiero, hoteles y restaurantes".
Las inversiones inmobiliarias de Sidercom no se limitan a Madrid. Hace un año pudo abrir, después de tres años de problemas burocráticos, el hotel rural de lujo Torrablanc, en Menorca. La gastronomía es la otra rama de los negocios de los Urtasun. Se encuentran entre los socios del Akelarre, exclusivo restaurante de San Sebastián y, desde 2010, cuentan con el 50% de las bodegas Remírez de Ganuza. El bodeguero riojano ha destacado en más de una ocasión la importancia de esa inversión para el importante avance que dio su negocio en los últimos años. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
FUENTE: Con información de DANIELE GRASSO - https://www.elconfidencial.com - (PULSE AQUÍ)